
Otros 25 menores de edad de la región han presentado síntomas de esta enfermedad. Desde que se desatara la crisis nuclear en la central en marzo de 2011 hasta la fecha se analizó a cerca de 360,000 niños para estudiar el impacto de la radiación en la población.
Según los expertos, las sustancias radiactivas que se han ido fugando de la central al mar y el suelo, se pueden acumular en las glándulas tiroideas de los niños, lo que incrementa su riesgo de padecer cáncer.
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